Días pasados se celebró la fiesta de las Candelas en Retiendas. El día, como debe ser, tuvo un poco de sol, lluvia, nieve y un mucho de frío. El botarga bajó de los montes, bailó alrededor de la hoguera, tiró pelusa a las mozas, en rito de fertilidad y vitoreó a la Virgen, consiguiendo que los asistentes miraran más sus piruetas que a la Virgen, todavía impura hasta cumplir la cuarentena.
Y el botarga saltaba de gozo, además, porque, por fin, parece que puede verse el final del deterioro del Monasterio de Bonaval.